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Ser padres no es tarea fácil, vuestro propio estilo de educación y crianza, además de las expectativas generadas ante lo que esperabais que sería la maternidad o la paternidad, son variables que juegan un papel importante, que sumado a otras circunstancias como: el ritmo de vida, largas jornadas laborales, la falta de tiempo, la presión social o lo que culturalmente hemos entendido como “normal” o no, con respecto al rol de padres o ideal de familia… 

Todo esto son situaciones que ponen a menudo a prueba vuestra capacidad de afrontamiento o aspectos que pueden influir en la forma en que os sentís con respecto al cuidado y crianza de vuestros hijos/as, además de ser muy normal que aparezca el juicio crítico sobre si lo estáis haciendo bien o mal.

El hecho de acudir a un psicólogo infantil y juvenil, significa que ya estáis poniendo en marcha vuestros recursos para hacer frente cualquier situación que os preocupa y de esta manera potenciar vuestras propias capacidades como madres y padres. Por lo tanto, nadie debería sentirse avergonzado por tratar de evitar un mal mayor y acudir a un especialista, del mismo modo que acudimos a otros profesionales cuando sufrimos de otras dolencias físicas…y el sufrimiento psíquico también debería de ser atendido con la misma importancia ya que de igual modo está relacionada con el concepto de salud.

Estas señales no significan que exista un problema real, sin embargo, es mejor prevenir y ponerse en manos de un profesional que pueda proporcionar un apoyo integral al menor y a vosotros como familia, con la finalidad de que, con vuestra ayuda, vuestro hijo crezca sano y feliz.