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¿Qué significa el trauma infantil?

¿Qué significa el trauma infantil?

Cuando hablamos de trauma en la infancia, este concepto de “trauma” es un concepto que tiene un impacto en nosotros cuando escuchamos hablar de él por las connotaciones negativas que le hemos ido dando a lo largo de la historia, como si el hecho de tener un trauma fuera algo aislado, además de haberlo utilizado de forma despectiva al referirnos a una persona mencionando esto como si fuera cosa de “locos”, una vez más estigmatizamos un concepto y le añadimos un peso verbal con nuestro lenguaje acompañado de una connotación negativa.

Sin embargo, «trauma», significa herida, «herida psíquica». En el caso de una herida física, es evidente que esa herida nos duele, escuece y nos alerta de que estamos en peligro, incluso nos avisa de que debe ser curada para evitar su posible infección y nos lanza el mensaje de que nuestra vida está en peligro, nos alerta. Parece que esta lectura del proceso de sanación de una herida física es más fácil, nuestro cuerpo sigue su proceso de sanación y cicatrización y además, contamos con los conocimientos para poder tratar de curar esa herida.

¿QUÉ PASA CON LA HERIDA PSÍQUICA?, ¿CUÁNDO APARECE?

En el caso de la «herida psíquica», suele aparecer cuando experimentamos un suceso que produce un impacto emocional, en el que igualmente, saltan las alarmas de que nuestra vida o la vida de otras personas queridas o cercanas se ha visto en peligro. En este caso, no es tan sencilla la tarea de lectura, sobre todo cuando las señales que recibimos acerca de estas heridas tienen que ver con las emociones. Estas heridas generalmente tienen que ver con la relación entre el infante y sus figuras de apego, es decir, para un niño la vinculación con sus progenitores es la forma de sobrevivir en el mundo, y si este vínculo es afectado o deteriorado bien por acontecimientos internos como, experiencias infantiles de negligencia, carencias de apego, falta de afecto o por acontecimientos externos, como la muerte repentina de un ser querido, un divorcio complicado, experiencias de acoso con iguales en el colegio, la experiencia de un accidente de coche u otras experiencias más tortuosas como el abuso sexual…entre otras. En definitiva, se trata de experiencias, en las cuales nos hemos visto sumergidos sintiéndonos vulnerables, puede llegar a ser un mensaje suficiente por el cual el niño sienta desprotección y sienta que su vida corre peligro.

Por esto, es tan importante cuidar el vínculo de apego entre progenitores y sus hijos/as, ya que los niños/as necesitan vincularse para cubrir su necesidad de protección y supervivencia en el mundo, de esta manera sabe que va a tener mayor probabilidad de sobrevivir en este mundo desconcertante y desconocido para él.

¿CÓMO ABORDAR EL TRAUMA INFANTIL?

Al igual que una herida física, la herida emocional tiene su proceso de cicatrización y sanación. Sin embargo, suele ser algo más complicado porque el hecho de identificar y hablar sobre lo que siento y mi cuerpo está expresando, suele requerir haber hecho un trabajo previo en inteligencia emocional y mentalización. Para el niño es complicado traducir su experiencia emocional interna si sus figuras de apego no han sido modelos, para validar, identificar y gestionar su propia experiencia emocional, y de esta manera, ayudar a que el pequeño pueda sentirse en sintonía con su propia experiencia interna, aquí está la base de un apego seguro en la infancia.

El contexto en el que nos relacionamos, también influirá de forma que nos invite a hablar sobre lo que nos preocupe o nos obligue a silenciarlo y esto tiene mucho que ver con lo que nuestra cultura o sociedad considere que esté mejor visto. Aunque probablemente nuestra cultura nos anime a evitar tratar, narrar o expresar posibles vivencias de conflicto como que mamá y papá discuten en casa, además de que todos habremos escuchado frases del tipo “lo que se habla en cas queda en casa” “lo que suceda entre familia, se queda en la familia” u otras frases de por el estilo.

Es por esta tendencia a eludir aquello que nos genera malestar, por lo que frecuentemente, ante un hecho traumático aparece unida la disociación, Esto… ¿Qué es?, es una estrategia de desvinculación ante el hecho que me genera tanto sufrimiento que no soy capaz de tolerar, por lo que guardo toda esa experiencia en mi inconsciente, de manera que no pueda ser observable a simple vista. Es decir, es como si la forma de quitar el polvo y la suciedad de nuestra habitación la escondiésemos bajo la alfombra, así, de esta manera no podríamos verla, no estaría en esa parte consciente de nuestro cerebro, pero inevitablemente el polvo permanecerá ahí, y asomará de vez en cuando.

¿Cómo podría traducirse esto con experiencias traumáticas?, pues será probable que aparezca en cuanto a respuestas desproporcionadas o alteraciones en nuestra conducta difíciles de explicar, que puedan observarse en cuanto a relaciones sociales, somatizaciones físicas en nuestro cuerpo o manifestaciones emocionales desproporcionadas.

¿CÓMO ABORDAR EL TRAUMA PSÍQUICO EN LA INFANCIA O LO QUE ES LO MISMO, LA HERIDA EMOCIONAL?

Pues bien, si hasta ahora el silencio o la manera de evitar el malestar no ha tenido consecuencias favorecedoras, sino todo lo contrario, porque está generando mayor sufrimiento, se trata de hacer todo lo contrario, es decir, poner voz a eso que ha permanecido en silencio tanto tiempo.

Esto significa volver a poner en su sitio la experiencia oculta o lo que es lo mismo, tratar de hacer consciente esa experiencia, identificándola, validándola y regularla para expresarla de forma apropiada, para ello es necesario un trabajo previo en inteligencia emocional.

Volviendo al ejemplo anterior, se trataría de hacernos conscientes de que debajo de la alfombra hay polvo, legitimarlo y tratar de sacarlo de ahí sin contaminarnos.

By Marta Olmedo JiménezNúm. Colegiada: CL05093

Marta Olmedo Jiménez
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